Hasta fines del siglo 19 y principios del 20 los recuerdos estuvieron destinados al blanco y negro. Pero en 1903 aparecieron los hermanos Lumière con una técnica innovadora: con ellos nació la fotografía a color.

Auguste y Louis no solo se encargaron de crear el cinematógrafo y el cine, sino que también tuvieron éxito en el mercado de fotos a color entre 1907 y 1935. A finales del siglo 19 entraron a trabajar en el taller de fotografía de su padre. Auguste, el mayor, se encargó de administrarlo. Louis, el menor y físico de formación, se dedicó a mejorar los procesos fotográficos. Así vieron la posibilidad de crear imágenes en movimiento. El invento causó sensación pero ellos se aburrieron: dijeron que el cine era un invento sin futuro.

Se centraron en crear fotografías a color. Patentaron las autocromas Lumière y las lanzaron al mercado el 10 de junio de 1907. Estas placas de vidrio funcionaban con un mosaico de microscópicos granos de fécula de papa sobre una película en blanco y negro. Los granos se teñían de naranja, verde y morado y actuaban como filtros de color. No había negativos. Por ello cada imagen una es única y se exhiben en museos.

A principios de los 30 apareció el soporte de película y con ello nuevos procesos como el Kodachrome. Las autocromas de los Lumière desaparecieron. No se supo más de los hermanos franceses. Sin embargo, quedaron registrados en la historia como inventores del cine. Y vaya que su creación sí causó impacto.