El año pasado, la revista la consideró , a pesar de estar ya retirada desde el 2011, y es que la belleza y sensualidad de Rachel Marie Oberlin, mejor conocida como habían cautivado a los consumidores del cine triple X. Ahora, un video publicado en nos presenta su conmovedor testimonio tras enfrentarse a una sociedad que la juzga por su pasado en la pornografía.

No sabemos la diversidad de motivos que llevan a una joven a probar suerte en el mundo de la pornografía, pero es sabido que ya dentro, el glamour, el dinero y los excesos, hacen que sea un mundo de fantasía que hace que las jóvenes vean en esta industria una mina de oro difícil de abandonar, aunque según las estadísticas, .

La continua aparición de nuevos rostros obliga a las actrices porno, que no han sido consideradas pornstars, a dedicarse al nudismo en night clubs, webcamers o grabar su propio material para la venta en sus páginas webs. Las que tienen mayor suerte se convierten en productoras para la misma industria o continúan como – una categoría que ha revivido a varias actrices porno echadas al olvido. ¿Pero qué pasa con las que deciden retirarse? Es así que llegamos a este video de YouTube para la serie de testimonios titulados Real Women Real Stories.

“En la calle me tratan como si tuviera la palabra ‘zorra’ escrita en mi frente”, expresa Bree Olson frente a cámaras, tras contar que existen días en que prefiere no salir a la calle y enfrentar la mirada de las personas que la juzgan por su pasado porno. La exactriz y modelo, recordada por haber sido una de las novias de Charlie Sheen también habla sobre el problema que es para las retiradas del porno conseguir un trabajo común, ya que la ley no las ampara y pueden ser despedidas “en pro de la moral” si es que su pasado sale a la luz.

El momento quizá más conmovedor de este video, que cuenta con más de 1’6 millones de reproducciones en YouTube, es cuando el entrevistador pregunta cómo le gustaría que la tratasen. Bree Olson se quiebra, mira al vacío como una niña que piensa en qué le gustaría que le regalen en Navidad, pero esa mirada se vuelve a sumergir en la tristeza. “Ojalá la gente me tratara como si fuera una enfermera de Indiana, casada y con un niño. Así es como me gustaría que me tratasen, pero eso nunca va a pasar”.

Mira aquí su testimonio:

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