Si abrimos el diccionario podemos leer Puta: Dícese de la persona que ejerce la prostitución. El mismo significado lo dice: persona, no son extraterrestres ni personajes del inframundo, y aunque a veces son mal vistas por la sociedad, son una especie de superheroínas que combaten la destructiva soledad de algunos, apagan los incendios voraces de otros y hacen realidad los sueños de muchos. Y si bien cobran por sus ‘obras de bien’, es un trabajo y tienen qué hacerlo, sino estarían como el arácnido Peter Parker, debiendo el alquiler y sin una sola moneda en el bolsillo.

Pues bien, desde hace ya 38 años, el mundo conmemora el Día Internacional de la Trabajadora Sexual, para recordarles a todos que las prostitutas son personas, y como tal, tienen derechos, y aunque también tienen su propio día para defender sus derechos (3 de marzo) y otro para la no violencia hacia ellas (17 de diciembre), el 2 de junio se conmemora un hecho inusual en la historia rosa de Francia.

Corrían los comienzos de la década del 70 y los organismos que vigilaban el cumplimiento de la ley en Francia realizaban una asolapada caza de brujas entre las prostitutas y les ejercían una asfixiante presión. Eran tales las represalias de la policía, que las trabajadoras sexuales se vieron en la obligación de trabajar en secreto. Pero esto hizo que las mujeres perdieran la protección del público que las defendía en las calles ante el abuso policial, e incrementó la cacería y los abusos de los ‘hombres de ley’ que las perseguían como sabuesos hambrientos.

Tras dos asesinatos y la vista gorda del Gobierno que no hacía nada por mejorar las condiciones de trabajo y seguridad para ellas, el 2 de junio de 1975 las trabajadoras sexuales de Lyon tomaron la iglesia de Saint Nizier y se declararon en huelga indefinida (algo así como huelga de calzones caídos o un paro de ‘paros’). Pero, ¿se imaginan al pobre párroco encerrado con decenas de prostitutas? El pobre debe ser considerado un mártir de la Iglesia hoy en día, pues durante 8 días las meretrices se apoderaron de la Casa de Dios hasta que la policía allanó el lugar y fuera de todo pronóstico la población las apoyó.

Este evento es considerado como el día en que parte de la sociedad vio a las trabajadoras sexuales como personas que tenían y se merecían los mismos derechos de protección y consideración como todos. Desde ese día la palabra ‘puta’ dejó de ser una manera denigrante de referirse a las que ejercen el ‘trabajo más antiguo del mundo’. Se dice también que en este día las trabajadoras sexuales ofrecen sus servicios gratuitamente, así que los interesados investiguen en dónde hay un Cierra Puertas y pasen la voz.