Los hermanos Gallagher son esos personajes que nacen para ser estrellas de rock, tienen la actitud, la pinta y, sobre todo, el talento. Noel, el mayor de los Gallagher, siempre fue considerado el cerebro de Oasis por su producción de éxitos, además de ser el más carismático de los 2 y el más ‘protocolar’ en cierta medida. Por su parte Liam, era el chico malo e incontrolable que mantenía a todos en suspenso. Aunque ellos peleaban como perros y gatos, o peor, como hermanos, la química mediática les funcionaba; y lo que más importaba, la música, les salía de maravilla.

A finales del 95, Oasis, conformada por Liam y Noel Gallagher, Paul “Bonehead” Arthurs, Paul “Guigsy” McGuigan y Alan “Whitey” White, ya habían lanzado su segundo álbum (What’s the Story) Morning Glory?, que los catapultó a la estratósfera expandiendo su éxito por todo el mundo y los hacía inquilinos habituales de los números 1 en los rankings globales. El más feliz con el éxito era el manager y viejo lobo en la industria musical, el escocés Alan McGee, quien hacía de todo para mantener contentos a sus engreídos, para que ellos solo se dedicarán a seguir produciendo éxitos tras éxitos.

Fue en una conversación entre McGee y Noel Gallagher, dónde el músico le contaba al manager haber visto un Rolls Royce negro fantástico apostado en las afueras de un elegante restaurante en Londres y que quedó enamorado, pero que él lo prefería de color chocolate. McGee, amante de los Rolls Royce, le dio toda la razón, dando pie a toda una conversación en torno a estos lujosos autos.

Y lo que sigue, mejor que te lo cuente el mismo Noel Gallagher: