Una mañana llegó a San Francisco un boletín que en parte decía: “En la petición y el deseo perentorio de una gran mayoría de los ciudadanos de estos Estados Unidos, yo, Joshua Norton […] me declaro y proclamo emperador de estos Estados Unidos […]“. Los norteamericanos veían sorprendidos surgir el 17 de septiembre de 1859 a su primer y único emperador, quien además se autonombró Protector de México.

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Curiosamente algunos le creyeron e hicieron lo que él decretaba. Hizo varias proclamas, algunas de las cuales eran tan ridículas como para cumplirlas, mientras que otras eran muy interesantes. Por ejemplo, impuso una multa de 25 dólares a cualquier ciudadano que se refiriera a la ciudad con el nombre de Frisco, también cobraba un impuesto de 25 a 30 centavos semanales a todos los dueños de tiendas y de 3 dólares a los de los bancos, San Francisco se rió, pero aunque no lo crean, la mayoría pagó.

Otro de sus planes fue la construcción de un puente colgante en el mismo lugar en que se levantó años más tarde el Golden Gate. Sus decretos rara vez eran tomados en serio. Aun así, Joshua Norton I llevó una vida cómoda, y aunque su poder político era nulo, su influencia se hacía sentir, claro está, solo hasta donde sus súbditos se lo permitían.

El autoproclamado Emperador de Estados Unidos y Protector de México, cenaba siempre en los mejores restaurantes sin que le cobraran un solo centavo, y los teatros reservaban asientos para él. De hecho se emitieron billetes del Gobierno Imperial de Norton I, que además eran admitidos en todas las tiendas de la ciudad.

Billete del Gobierno Imperial de Norton I por un valor de 50 centavos. (Foto:Difusión)

En total Joshua Norton I, gobernó en San Francisco durante 21 años, hasta que murió por una apoplejía en 1880. A su funeral asistieron más de 30 mil personas. En su tumba le fue colocada una lápida que reza: “Emperador de los Estados Unidos y Protector de México”. Y aunque el hombre no andaba bien de la cabeza, parece que sí se hizo querer por sus súbditos… o simplemente la “hizo linda”.

A su entierro asistieron más de 30 mil personas, y en su lápida se puede leer el título que lo hizo famoso. (Foto:Difusión)