En el año 1914 la Venus frente al espejo, pintura que representa a la diosa romana desnuda reflejando su rostro en un espejo sostenido por Cupido, se convirtió en un símbolo de la lucha por la igualdad de sexos. La pintura del español Velázquez, conlleva un motivo erótico visual, era y es para muchos una de las más bellas obras de arte, y para otros una forma de mostrar el cuerpo de la mujer como objeto.

Pues, en aquella época, Emmeline Pankhurst era la líder indiscutible del movimiento sufragista británico Women’s Social and Political Union (WSPU). Las mujeres de la época empezaban a reclamar su derecho al voto, y organizaban reuniones clandestinas que en más de una ocasión terminaron en disturbios.

En una de estas revueltas, la famosa Pankhurst fue detenida. Eran mediados del mes de febrero. Al día siguiente, una de sus más fieles compañeras, Mary Richardson, quiso cobrarse revancha con las autoridades. Para ello, fue a la National Gallery de Londres, a la sala donde se exponía la Venus frente al espejo, que Diego Velázquez había pintado a mediados del siglo XVII. La falda y el ceñido abrigo que llevaba Richardson no llamaron la atención de los guardias que custodiaban el lugar y la dejaron pasar sin percatarse lo que escondía entre sus prendas.

Cuando ubicó a la obra de Velázquez, Richardson se plantó frente al cuadro, la Venus como siempre se hallaba de espalda y no sospechaba de sus intenciones. La sufragista cogió un cuchillo de cocina que había camuflado en el abrigo y se lanzó contra el lienzo, atacándolo con unos enérgicos cuchillazos. Aunque Mary Richardson fue detenida casi de inmediato, aquel atentado generó una gran conmoción e importantes destrozos en la tela del cuadro.

La sufragista fue condenada a seis meses de cárcel, ‘el máximo contemplado por la legislación británica para unos hechos de esas características’, señala el libro de Antonio López Vega. Al día siguiente, el diario londinense The Times recogió la declaración de Richardson: “He tratado de destruir la imagen más bella de la historia de la mitología como protesta contra el Gobierno por la destrucción de la señora Pankhurst, que es la personalidad más bella de la historia moderna. La justicia es un elemento de la belleza tanto como el color y el contorno de este lienzo”.

Fue de esta forma como el famoso cuadro se convirtió, de forma involuntaria, en uno de los símbolos de la lucha por los derechos de la mujer, varios siglos después de que Velázquez la pintara.