Palpitaciones, dolores de cabeza frecuentes y cansancio pueden ser síntomas de ansiedad. Esta manifestación nerviosa es un verdadero sufrimiento para quien la padece. Los ataques de este mal pueden originarse en cualquier momento, llevándolo al extremo de convertirlo en una enfermedad psicológica a través de ataques de pánico, sensación de pérdida de conocimiento, entre otros.

La ansiedad surge a partir de conflictos internos, producto de un desequilibrio que rápidamente se manifiesta en indecisión, apatía y miedo.

El mal es una dolencia que alimenta a sí misma, incrementándose si la persona no tiene disposición para enfrentarla. La relajación y la meditación son un pilar muy importante en el control de la ansiedad. Los ejercicios de meditación crean un foco para examinar e integrar todas las facetas de la vida. Una actividad que puede empleada para desarrollar una perspectiva más ecuánime y tranquila de la existencia, permitiendo alimentar la armonía que la ansiedad consume.