Aquí te brindamos algunos tips para resolver el tema de la mejor manera posible:

  • No obligues a un niño a comer, y mucho menos hacerle comer como si fuera un adulto. Sírvele porciones adecuadas a su edad.

  • No obligues a un niño a terminarse todo el plato, lo único que conseguirás es crearle una aversión a la comida o, inversamente, podría acostumbrarse a comer en exceso.

  • Los niños pequeños no necesitan comidas específicas, sino nutrientes específicos. Por ejemplo, si tu hijo rechaza la leche, podrías buscar otro alimento rico en calcio que la reemplace, como el yogurt o el queso.

  • Establece una rutina para las comidas. Introduce, además, un par de “snacks” entre las comidas, utilizando alimentos nutritivos. Acuérdate que los niños pequeños necesitan comer 5 o 6 veces al día.

  • Los niños comen generalmente sólo lo que necesitan y dicen cuando es suficiente.

  • Olvida las dietas y las comidas bajas en grasas en los niños de corta edad (por ejemplo, dale leche entera y no descremada).

  • Procura que en casa haya un tiempo de tranquilidad antes de las comidas, y no de plena actividad.

  • Los niños aprenden viendo a los adultos, así que conviene que coman con él, y que los padres y hermanos mayores coman lo que quieren que su pequeño coma.

  • Acostumbra a tu hijo a comer sentado a la mesa.

  • No utilices la comida o los postres como premio o castigo para tus niños.

  • Brinda a tu hijo el mismo derecho que tú tienes de elegir lo que comes.

  • No hay comidas prohibidas, siempre que éstas sean parte de un plan nutricional adecuado.

  • El dicho “la comida entra por los ojos” aplica también a los niños. Ofrécele comidas atractivas que puedan comer con la mano.

  • Apaga la televisión a la hora de la comida.

  • Dale a tu hijo utensilios especiales para niños.

  • Recuerda que los niños están en un proceso de crecimiento en el que van adquiriendo autonomía y se va “separando” de ustedes. Si de repente se pone “rebelde” con la comida, puede ser parte de este proceso y no necesariamente un problema con la comida en sí misma.

  • Si a pesar de todo el cuidado y esmero tu niño no quiere comer, es mejor consultar con el pediatra de tu hijo.

Fuente: Dietas.com

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