solventó sin contratiempo alguno la visita a El Pireo para completar la eliminatoria de repesca contra , resignada a su suerte, que nunca puso en entredicho la presencia en del combinado balcánico.

La goleada obtenida días atrás por el equipo de Zlatko Dalic dejó sin efecto aparente el segundo envite, asumido por ambos como un trámite a cumplimentar.

Croacia estará en el Mundial. Será la quinta presencia mundialista del conjunto balcánico tras Francia 1998, cuando fue tercera, Corea y Japón 2002, Alemania 2006 y Brasil 2014, donde no superó la primera ronda.

Grecia, que pretendía alcanzar su tercera fase final seguida después de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014, asumió su rol desde el principio. Lejos de inquietar en momento alguno a su rival la sensación que ofreció fue de impotencia. Ni siquiera el ambiente del estadio Kariskaki dio la sensación de estar encendido como suele ser habitual en las grandes citas del combinado heleno.

No hubo salida en tromba ni intensidad excesiva en Grecia. Croacia no sufrió nunca. La renta obtenida en la ida y la fragilidad del conjunto de Michael Skibbe dieron por resuelto el enfrentamiento.