Si hiciéramos un análisis detallado y honesto de muchos de nuestros “fracasos”, probablemente nos daríamos cuenta de que no lo logramos por algo que nosotros mismos hemos hecho o dejado de hacer.

Acéptalo: El primer punto es observar nuestro comportamiento y aceptar que nos estamos auto-saboteando.

Analiza: Reconocer y explorar nuestros pensamientos, hábitos, actitudes, emociones y sobre todo nuestros miedos, para entender cómo pueden estar influyendo en nuestra conducta.

Ubica las causas: Revisar nuestra autoestima y ver si ésta puede ser la causa de nuestro comportamiento.

Haz este ejercicio: La psicóloga mexicana Silvia Russek, especialista en Psicología Clínica y terapia individual y de pareja, señala que el siguiente ejercicio que te ayudará a encontrar el motivo por el que te saboteas.

Encuentra tus necesidades: Trabaja en mejorar tu autoestima y en descubrir qué es lo que verdaderamente deseas, cuáles son tus necesidades reales.

Beneficios: Analiza qué las ganancias secundarias que obtienes cuando te auto-saboteas.

Adiós exageraciones: No te castigues o regañes, porque no sirve de nada.

Identifica el auto-sabotaje: De acuerdo con las causas que identificaste, descubre cuáles son las frases que te dices o que piensas y mantienen el auto-sabotaje y cámbialas por pensamientos positivos, más adecuados a lo que quieres lograr.

Mejora tu pensamiento: Elige frases como las que le dirías a la persona que más admiras y más quieres, si la oyeras expresarse con esos pensamientos negativos o devaluatorios.

Metas: Ponte metas pequeñas y alcanzables y trabaja en ellas para obtenerlas. Prémiate cada vez que lo logras.

Fuente: Salud180