Con la música puedes desde mejorar tu rendimiento físico, reducir el dolor corporal, relajar tu mente, motivarte, mejorar el ánimo y hasta hacerte sentir con ganas de salir a disfrutar de la vida.

Pero ten en cuenta que los efectos que la música produzca en ti dependerán de tu estado de ánimo y del mismo estilo musical.

Por ejemplo, si te encuentras un poco decaído o desanimado, lo último que te convendría sería escuchar una música lenta o triste. En cambio, una buena elección sería un ritmo alegre y picaresco, aquel que te produce como un cosquilleo en el cuerpo e increíblemente te hace sentir mejor.

Mientras que, por el contrario, si te encuentras con mucha energía, pero disperso, lo mejor es una música suave y rítmica, que te exija concentración, pero sin quitar preponderancia a la tarea que debes realizar.

Por otro lado, el estilo musical lo determinará también el gusto personal de cada uno. Sólo ten en cuenta que, sin importar de que ritmo se trate, todos los géneros musicales poseen obras tranquilas, movidas, reflexivas y hasta tristes.

Únicamente debes seleccionar aquellas piezas más indicadas para cada momento. ¿Cuál es tu favorita?