Especialistas sostienen que al estar más predispuesta física y emocionalmente, el nivel de ansiedad de la mujer baja notablemente.

Al entrenarse, el cuerpo y en particular los órganos reproductores, reciben la cantidad de oxígeno necesario para optimizar el funcionamiento general y prepararse para una mejor concepción.

Hay varias disciplinas que se pueden practicar para estar en perfecto estado. Es recomendable realizar salidas aeróbicas, gimnasia (que puede ser localizada), stretching, yoga y esferodinamia, entre otras actividades. Más allá de la rutina física que cada persona decida comenzar, es importante que la misma esté controlada por un profesional y programada en base al estado psico-físico de cada uno.

En algunos casos de tratamiento de fertilidad, se recomienda evitar los ejercicios que demandan demasiada entrega física, por ejemplo el running o el spinning. Este tipo de prácticas pueden llegar a realentar las posibilidades de lograr un embarazo.

En cuanto al tiempo de entrenamiento, lo ideal es ejercitarse entre tres y cuatro veces por semana pero jamás la actividad física debe ser causa de estrés, sino todo lo contrario. Es fundamental desarrollar buenos hábitos alimenticios y descansar bien. Al momento que una persona nota que el ritmo de entrenamiento se vuelve un motivo de estrés, debe bajar el nivel de intensidad hasta sentirse cómoda y a gusto con su rutina de ejercicios, porque si no, lo más probable es que termine abandonando dicha actividad.

No sólo la mujer es responsable por la concepción, el hombre también debe hacer su parte. Es necesario que él también se ejercite, que tome conciencia y trate de llevar una buena alimentación, no consuma alcohol, ni tabaco, y trate de mantener una vida saludable.

Fuente: Infobae