De nada sirve estar sentado en una mesa bella, llena de ricos platillos y postres, si las conversaciones que acompañan la ocasión son superficiales y vacías. Pero, ¿cómo aprender a hablar?

Primero debes saber que las conversaciones que tienen un tono negativo y que solo se concentran en criticar pueden agredir a las personas, ya que las palabras son el alimento del alma y hay que tener cuidado con lo que nos estamos alimentando.

Para que tus reuniones estén llenas de alegría y de conversaciones nutritivas te damos la siguiente receta. Te aseguramos que tus invitados o las personas que se encuentren a tu alrededor lo apreciarán.

Ingredientes:

-Una taza de coherencia

-Dos cucharadas de propósito

-Un racimo de prudencia

-Tres piezas de control

-Cuatro gotas de interés

-Condimentos: Mesura, respeto y sensibilidad

Preparación:

Las palabras tienen mucho valor y son ingredientes que le dan valor y sabor a la vida. Hay que poder aprovechar cada momento para decir palabras que motiven, nutran y construyan.

No hay que hablar sin sentido ni propósito. Es importante conectar las palabras con la mente y nunca dejar que la boca hable sin censura.

Hablar en forma negativa, superficial y vacía conduce a que la persona termine aislándose, sintiéndose enojada y emocionalmente empobrecida.

Tip del chef: Hay que utilizar las conversaciones para conectarse con los demás, no para evadir o escapar de la realidad.

Recuerda que “la conversación es el mejor ingrediente para crear conexiones y dar un sentido más profundo a la vida” Y tú, ¿te animas a tener conversaciones nutritivas?

Fuente: Salud180.com

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