El chilcano, el cóctel a base de pisco, ginger ale y hielo, ha logrado ganarse la preferencia y el cariño de los peruanos con su sencilla preparación, que permite saborear con más detalle los matices de las diferentes cepas de uva utilizadas en ese destilado que es el pisco, bebida bandera del Perú.
Frente al mayor número de ingredientes del pisco sour, el cóctel insignia de Perú, la sencillez del chilcano pone a esta preparación entre los favoritos para los amantes de esta bebida espirituosa, al punto de que en Perú le dediquen todo un festival, denominado la Semana del Chilcano, que se celebra del 12 al 22 de enero.
Bajo el lema “Chilcano de pura cepa”, el certamen realiza su octava edición con una propuesta donde decenas de bares y restaurantes de Lima promocionan el consumo de esta elaboración, pero sobre todo “del verdadero pisco”, según explicó a Efe el director del festival, Manuel Cadenas.
Si bien el alto consumo de pisco en el Perú es hoy evidente, “el conocimiento y distinción que el consumidor hace de un pisco de calidad de otro que no lo sea, no está aún del todo conseguido”, indicó Cadenas.
El cóctel, considerado el “highball” (preparación con bebida alcohólica, tónica y hielo) peruano por excelencia entre los entendidos en coctelería del país, es hoy un imprescindible en cualquier barra limeña, en la que no siempre se siguen los más estrictos purismos que los conocedores reclaman para la bebida.
Así entre las variantes que se han hecho del cóctel se pueden encontrar aquellos que incluyen macerados de coca, maracuyá o aguaymanto, hasta las versiones más innovadoras que incluyen cubos de hielo a base de café.
Para Cadenas, este tipo de “intervenciones profundas” del chilcano “no aportan en el conocimiento más sofisticado que se debe tener del pisco”, pues se desaprovecha la oportunidad de saborear las ocho variedades de uvas pisqueras, que deberían “ser resaltadas simplemente con una cáscara de cítrico” en el cóctel.
“Volvemos a caer en el problema que tuvo la difusión del pisco a través del pisco sour”, donde este cóctel “tenía la particularidad de, al agregarle dulzor, esconder la calidad del pisco”, señaló Cadenas.
El pisco, cuya producción en Perú data del siglo XVI, es un destilado de uva elaborado en base a las uvas fermentadas de ciertas variedades, que crecen en la costa peruana, desde Lima hasta Tacna, situada en la frontera con Chile.
El experto en coctelería Ricardo Carpio explicó que “este tipo de versiones denominado ‘achilcanados’ “no juegan a favor del pisco” porque los turistas que lleguen al Perú y prueben un pisco de mala calidad “beberán un destilado de alcohol y no de aromas, con lo que no volverán a consumirlo más”.
Además, según Cadenas, se trata de que “cada uno de los comensales empiece a distinguir entre los sabores de las ocho uvas, clases y regiones”, pues “si se multiplican, se lograrán cientos de sabores aún no explorados”.
La propuesta de Cadenas apunta más a la popularidad que logró el gin en base al gin tonic.
“El gin tonic es una tendencia mundial, donde es impensable que un gin de calidad se mezcle con un zumo de frutas y eso es lo que se está haciendo hoy con el pisco en el chilcano”, explicó Cadenas.
“A ningún productor de buen pisco se le ocurriría utilizar su buen pisco para un macerado, porque lo estaría malogrando”, agregó.
“Si estamos creciendo como gastronomía, debemos tener un embajador que sea más franco y que dé la garantía al consumidor de que está tomando un buen pisco, y el chilcano está llamado a trabajar en ello”, finalizó Carpio.
Fuente: EFE