Ni el frío ni la lluvia torrencial frenaron la convocatoria. Varios cientos de argentinos acudieron al ‘banderazo’ en el Obelisco de Buenos Aires autoconvocados por redes sociales con un ruego colectivo: “no te vayas ” de la .

Empapados y tiritando, envueltos en banderas celestes y blancas, fanáticos de todas las edades se unieron al grito de “no te vayas Lio”, en honor a .

“Venimos desde Avellaneda y con esta noche creímos que íbamos a ser los únicos locos, pero somos cientos que se lo pedimos y hubiéramos sido miles si el clima ayudaba”, dice Mariela junto a su esposo Carlos y sus tres hijos de 11, 8 y 5 años.

Detrás de ellos un par de amigos despliegan una enorme bandera para la foto: “Messi te amo más que a mi vieja”, se lee en ella.

pegó un portazo a la Selección Argentina tras errar un penal en la definición desde los doce pasos de la final de la Copa América Centenario en Estados Unidos, que se llevó Chile por segunda vez consecutiva.

La derrota fue una ‘desgracia’ para el capitán de 29 años que perdió ya cuatro finales consecutivas con Argentina. La renuncia de despertó una ola de súplicas en Argentina pidiendo por su vuelta.

“Vengo a apoyar al mejor del mundo, me parece injusto que lo critiquen y creo que esta vez es cuando más apoyo tiene. Es un jugador muy joven y tiene cuerda para rato”, dice Julián Alud, de 19 años, que soporta la lluvia con estoicismo sin paraguas.

A su alrededor, en la Plaza de la República donde se encuentra el Obelisco de Buenos Aires está llena de gente que se anima con cánticos en favor del ídolo.

Julián consiguió trabajo hace poco como empleado y “soñaba con comprar una entrada para verlo jugar en el Monumental, pero ahora me voy a tener que ir hasta Barcelona”, lamenta.

Como en toda cita futbolera de Argentina que se precie, también este banderazo tiene liturgia, aunque con un toque de humor.

“Como hincha de San Lorenzo y desde el Vaticano he venido a implorar por Messi, recemos hermanos”, dice un hombre disfrazado como el papa Francisco, cuya afición por el fútbol y amor por el club San Lorenzo es ya mundialmente conocido.

“El que no salta no banca (apoya) a Messi, el que no salta no banca a Messi, corean al término de la ‘plegaria’ colectiva.

Los vendedores vienen y van ofreciendo remeras con el rostro del jugador y la leyenda “no nos dejes Lio”.

Automovilistas hacen sonar sus bocinas en señal de apoyo al pasar por el lugar.

Días atrás, desde el presidente Mauricio Macri hasta el ídolo Diego Maradona se sumaron al clamor por el crack.

“Es imposible pensar en ser argentinos y contemporáneos del mejor jugador del mundo y no poder verlo jugar en la selección”, dice Franco Soto, un médico de 30 años con camiseta, gorro y bandera celeste y blanca.

“Vinimos a apoyarlo para poner nosotros algo, para pedirle que por favor se quede, que los años que le queden juegue en la selección”, dice.

Está convencido que Messi, que pasa sus vacaciones junto a su familia en una playa paradisíaca de Croacia, lo conmueve saber de este apoyo.

“Creo que sí esto lo puede conmover y en algún momento va a pensar que somos más los que lo apoyamos que los que estamos en contra de él y entonces, por ahí vuelve”, se esperanza.

Más allá, Andrés, un empresario de 42 años posa para la foto con otros fanáticos junto a su perro, un labrador vestido con la camiseta de Argentina.

“Lo del perro es en alusión a Higuaín”, dice con ácido humor Martín, un vendedor de banderines.

El goleador del Nápoli, como en la final del Mundial Brasil 2014 que Argentina perdió ante Alemania, también erró un gol en la final frente a Chile que tras 90 minutos sin goles se dirimió en los penales (4-2).

“Nada de esto hubiera pasado si el ‘Pipa’ la hubiera metido”, dice mientras se pierde entre los paraguas al grito ‘a la bandera de Lio!, a la bandera de Lio!.

AFP