Son miles las terminaciones nerviosas que se concentran en nuestros pies. Desde épocas antiguas, especialmente en la cultura asiática, diversas técnicas de relajación e incluso métodos curativos están basadas en las altas cualidades sensitivas de los pies humanos. Es precisamente la concentración de esas terminaciones nerviosas la que convierte a esta zona del cuerpo en uno de los puntos más sensibles de nuestra anatomía y en receptor perfecto de estímulos y caricias con las que alcanzar todo un universo de nuevas sensaciones.

Puntos “claves”

Después de un buen masaje corporal, utiliza tus dedos pulgares para despertar sus sentidos. Presiona con suavidad toda la planta del pie, de dentro hacia fuera y desde el talón hacia los dedos. Esta última técnica puede resultar un buen momento erótico. Juega con cada dedo, estirándolos, haciendo pequeños círculos e introduciendo los de tus manos entre los huecos (¡cuidado con las cosquillas!). Además, uno de los puntos más sensibles del pie es justo la línea que forma la base de los dedos. Pasa tu índice por ella y verás su reacción.

El talón y los tobillos son otras de las zonas erógenas más excitantes (directamente relacionados con los órganos sexuales). Acariciar tanto la cara interna como la externa de los tobillos proporciona sensaciones placenteras al igual que jugar con los talones, realizando movimientos circulares, y avanzando con la palma de la mano desde ellos hasta los dedos.

Fuente: mujerdeelite.com