Lo llaman de muchas formas: sexo dormido, sexsomnia, sexo-sueño y el más acertado, sexambulismo. Sin embargo, su nombre se acerca más al de insomnio porque es un tipo de parasomnia (sucesos anormales que pueden aparecer durante el sueño).

Fue en el 2003 que el doctor Colin Shapiro, director de la Clínica del Sueño y Alerta del Toronto Western Hospital (Canadá), lo describió por primera vez como un comportamiento en ciertas personas que, mientras duermen, comienzan o efectúan actos sexuales tales como masturbarse, acariciarse o acariciar a otro. En 2005, la Academia de Medicina del Sueño de Estados Unidos reconoció también el fenómeno del “sexo dormido”.

Especialistas en trastornos del sueño explican que el padecimiento de este, es diferente del estado de sonambulismo, afirmando que el sostener relaciones íntimas estando inconsciente, es un desorden del comportamiento REM, (Rapid Eye Movement), como se denomina a la última y más profunda etapa del sueño.

Un estudio sobre sexomnia publicado en el 2007 por los doctores Carlos Schenck y Mark Mahowald de la Universidad de Minnesota, y la doctora Isabelle Arnulf de la Escuela de medicina de la Universidad de Stanford, en la publicación SLEEP, mostró que esta condición se presenta diferentes en mujeres y hombres. Mientras que las féminas tienden más a masturbarse y presentar gemidos sexuales, en los hombres es más común que acaricien e inicien el acto sexual.

Posibles consecuencias

1.-Daños psicológicos: culpa, verguenza o en algunos casos depresión.

2.-Daños físicos: lesiones a la pareja, magulladuras en los genitales en caso de masturbación con fuerza, lesiones por parte de otros.

3.-Además este trastorno puede ser el primer síntoma de una enfermedad neurodegenerativa.