Una pregunta que enciende grandes debates en dos bandos, los que apoyan la decisión como una alternativa para fortalecer la relación, y aquellos más conservadores, calificándolo de un acto que falta a la voluntad de las normas establecidas por años.

Aquellos que defienden la convivencia, parten de la premisa: “es mejor conocerse para aprender a entender al otro y enfrentar juntos las adversidades”, por el hecho de que vivir bajo el mismo techo es la mejor opción para prepararse ante una posible alternativa al matrimonio.

Para los que se rehúsan a solo mencionar la palabra “convivencia” ante de contraer nupcias, consideran que ello elimina toda la magia de toda relación, por ello la convivencia debe llevarse a cabo posteriormente al matrimonio. Los que piensan de esta manera manifiestan que la clave está en empezar a convivir manteniendo el rol de marido y mujer dentro de una nueva familia, donde predomine el compromiso civil y religioso como precepto principal..¿Cuál es tu postura al respecto?