El grupo de biólogos evolutivos que dirigió la investigación llegó a estos resultados mediante el desarrollo de un modelo matemático simulado por ordenador.

El equipo de investigadores explica este fenómeno, como una reacción de “los hombres que carecían de la capacidad de competir físicamente con sus iguales, por lo que se centraron en suministrar alimentos a sus cónyuges con el fin de comprar su afecto” y eludir así la ley del más fuerte.

Entre las conclusiones más relevantes del estudio se encuentra el papel de la mujer a la hora de decidir la evolución humana. “Han jugado un rol muy importante en la evolución de la humanidad”, apuntan los investigadores abriendo un nuevo frente en los estudios evolutivos.

Los resultados de este estudio también relativizan los cánones sobre la belleza masculina y con ello el excesivo culto al cuerpo, que en los últimos años ha adquirido su máxima expresión. La buena presencia física no aumenta por tanto las posibilidades de encontrar pareja. En cambio, las mujeres sí valoran otros aspectos psicológicos más escondidos, relacionados con los afectos para mantener relaciones a largo plazo.