¿Existe algún punto mágico aún no descubierto que provoque placer? Vale la pena preguntarnos si la sexualidad masculina es también sometida a tantas preguntas. Y respondernos: no, en absoluto. La calidad del orgasmo de un hombre no se cuestiona. Con la mujer, en cambio, los medios de comunicación, al igual que ciertos libros, insisten en calificar, cuantificar, criticar y hasta proscribir lo que las mujeres sienten. Y, en tanto, las mujeres, preocupadas por demás en cumplir o adherir a lo “normal”, dejan de lado o estigmatizan sus propios ritmos, sensaciones y tiempos.

Una de las diferencias fundamentales entre el varón y la mujer es que mientras el primero se excita principalmente con estímulos visuales, la mujer requiere esencialmente de los táctiles. Además, la mujer suele excitarse más lentamente que el hombre. De hecho, el estado de excitación se intensifica cuando, en una atmósfera de intimidad, los cuerpos se rozan o se estimulan ciertas zonas muy sensibles. No siempre sucede con los cuerpos desnudos, a pesar que el contacto “piel a piel” proporciona estímulos directos y muy fuertes.

La etapa de excitación, clave en la fisiología de la respuesta sexual femenina

La etapa de excitación es un momento clave porque durante la misma se producen todos los cambios fisiológicos previos al orgasmo. Nuestras estructuras sexuales se expanden y se congestionan más que las masculinas; la única diferencia en esta etapa es que la erección del hombre ocurre fuera del cuerpo y, en consecuencia, es visible; la nuestra, en cambio, sucede bajo los labios vaginales. Cabe resaltar que muchos hombres no tienen conocimiento sobre las formas de los genitales femeninos, más aún, la gran mayoría nunca los vio. Un buen punto seria explicarles ls diferentes estructuras, sin olvidar indicarles cuáles son tus zonas más sensibles, incluso guiando su mano con la tuya para que de este modo sepa cómo te gusta exactamente ser acariciada y qué grado de presión prefieres.

Fuente: Entre Mujeres.