Si crees que subiendo el tono de la voz y regañando a tu pareja llamas su atención a como dé lugar, te equivocas: primero se concentrará en cómo hacerte callar y luego reflexionará sobre qué podrá hacer al día siguiente con sus amigos como un acto de liberación; cualquier cosa puede ser excusa para alejarlo de tu monólogo.

• La quejosa maratónica: se queja por más tiempo hasta que encuentra su propio ritmo, bate sus propias marcas y recrea un discurso prolongado de hasta dos horas.

• La quejosa de carrera corta: quejas durante periodos más cortos. Su explosión es mucho más intensa y vigorosa, por lo que tiende a cansarse con mayor rapidez.

• La madrugadora: Comienza sus arrebatos desde tempranas horas de la mañana. Él abre los ojos y ella ya está expresando su primer reclamo.

• La quejosa de ímpetu: Una observación le da fuerza verbal y mental para convertir un diálogo normal en una queja insoportable. Comienza tranquila y termina la conversación destruyendo la paz y haciendo menos factible calmarla.

• La quejosa nocturna: En el preciso momento en el que la pareja está a punto de quedarse dormido, le da un ultimatum de la queja de mañana: “Ni se te ocurra olvidarte que mañana…”, “Mañana hablamos seriamente”, “cuando te despiertes ya verás”.

• La quejosa guerrillera: Seguidora del elemento sorpresa: lo toma con la guardia baja en cualquier momento del día, cuando él menos se lo espera.

• La quejosa francotiradora: Hace comentarios mordaces, usa la ironía y la indirecta para quejarse. Suele pegar justo en el blanco, donde es su punto débil.

Y tú… ¿cuál eres?

Fuente: La Patilla.