El silencio no siempre se utiliza como arma, tampoco es sinónimo de esconder una verdad o dar la razón a otra persona.

Nuestros pensamientos son un espacio personal al que nadie puede acceder y generalmente lo protegemos con el silencio, por lo que tampoco nosotras debemos pretender ser las dueñas del silencio de otra persona.

Cuando alguien reflexiona está creciendo, interferir en su silencio es quitarle la oportunidad de conocerse. Incluso cuando 2 personas no se hablan debido a un enfado, el tiempo del silencio es el primer paso para encontrar la solución.

Así que por muchas ganas que tengamos de hablar con nuestra pareja, si no quiere en ese momento, lo mejor es no insistir. A veces las palabras forzadas rompen sentimientos que el silencio podría haber salvado.

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