Por una crisis de la mediana edad: Hay un momento en la vida de cada hombre en el que de golpe se da cuenta de que se está quedando sin pelo, sin fama y con algunos kilos demás. Esto los asusta y quieren retroceder el tiempo. No reconoce que el tiempo pasa, y ello con él, las oportunidades de conocer, por ejemplo, a la más escultural de las modelos, se reducen estrepitosamente. Esto de atraer la atención de un cuarentón inseguro por perder sus mejores años de vida, hace que la atracción que puede producir en una jovencita, sea motivo al menos por un asunto material.

Para romper la rutina: Hay hombres que creen que la vida debe ser toda una aventura de excitantes eventos que los llenen de adrenalina. De estas personas, algunas se dedican a las carreras de autos; las que tiene menos dinero se deslizan montaña abajo trepados a un carrito de supermercado; y, los que tiene menos dinero aún, meten los cuernos. Finalmente logran su cometido: nada brinda más adrenalina y rompe tanto la rutina como una esposa verdaderamente furiosa.

Por un ataque de romanticismo agudo: Aquel embelesado que se justifica con un “Simplemente, me enamoré”, se convierte en víctima del destino. Con el pretexto de que el amor lo justifica todo, el romántico valida su aventura disfrazando lo que es simple sexo en amor puro. Algunos confunden aún más las cosas diciendo que con la mujer que cambió repentinamente su vida, existía “química”, cuando algunas veces, lo que une no es químico sino físico.

Para aumentar su autoestima: A veces los hombres están tan preocupados por medir su performance sexual fuera del lecho conyugal, que hacen lo imposible por tratar de coquetear con una mujer a la que puedan mostrar como trofeo sexual, que les haga sentir su valía como conquistadores y les restituya la seguridad en la total integridad de su verdadera hombría, haciéndoles sentir que su virilidad está sana y en pie, y el ego por los cielos. Puedne considerar su atractivo ejemplar, un importante semental de admirable potencia y un apetecible latin lover para cualquier mujer. A esto, ellos lo pueden resumir como “Bah, no significó nada”.