Una de las razones más frecuentes de la ruptura de una relación son las recurrentes discusiones, hay parejas que tienden a discutir por casi todo, sin motivo aparente y sin una razón de peso. Sin embargo, discutir no es malo, siempre y cuando el objetivo sea expresar opiniones o llegar a un acuerdo y que por supuesto, las discusiones no se hagan continuas.
La base para que una relación funcione es una buena comunicación, por lo que las discusiones sirven en la mayoría de ocasiones, para opinar sobre diversos temas, conocer otros puntos de vista o las inquietudes del otro. Pero como todo en la vida, hay un límite, una delgada línea que separa la discusión del ataque personal o de la pelea, y hay quienes no saben diferenciarlo.
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Uno de los mayores expertos en terapia de pareja es el psicólogo John Gottman, en la actualidad, profesor emérito de Psicología en la Universidad de Washington (EEUU). En una de sus muchas investigaciones, observó y analizó el comportamiento de más 3.000 parejas. De este largo trabajo, destacó cuatro elementos que son particularmente nocivos en una relación, y en particular en una discusión de pareja: una actitud defensiva, bloquear, criticar y especialmente, despreciar al otro, porque despreciar a alguien significa considerarle inferior a ti, y esto en una pareja, nunca debe existir.
¿Por qué se discute realmente?
Son muchas las razones que se podían contabilizar pero en opinión de Arantxa Coca, psicóloga especialista en terapia familiar y de pareja y autora del libro “Así eres, así amas”, existen dos motivos principales por los que una pareja no para de discutir:
1. El primero es por tener muchas rencillas guardadas del pasado que no se dijeron en su momento y que ahora salen en forma de discusiones. O bien que en su momento sí se hablaron, pero aún no han logrado perdonarse y buscan cualquier excusa para discutir.
2. El segundo es que ambos tengan un carácter muy dominante y no paren de competir entre ellos, en plan ‘yo sé más que tú’. “No se trata tanto de una cuestión de inseguridad personal (aunque en algún caso seguro que sí), como de tener un ego enorme que salta en cualquier situación para demostrar que lleva la razón”, explica esta especialista a El Mundo.
Discutir sí, pero no siempre
Es importante que las discusiones no se hagan continuas, pues discutir todo el rato con una pareja sería bastante aburrido y lo más importante, que acabaría con la amistad entre ambos. O al menos, eso es lo que opina Coca: “Una pareja tiene que ser una pareja de amigos-amantes, y tú ¿tendrías un amigo con el que discutieras todo el tiempo? Tarde o temprano lo enviarías de paseo. En una pareja todavía es más grave, porque luego hay que cumplir con la parte de amantes y eso es muy difícil con discusiones en cadena”. Por tanto,discutir continuamente no es comunicarse eficientemente.
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5 consejos a tener en cuenta
1. Evita las cuatro “D”: Descalificarla personalmente, Denigrar sus conductas, Devaluar sus logros y mostrar una actitud Defensiva).
2. Empatiza: al comenzar una discusión recuerda que probablemente, tu pareja no buscaba fastidiarte con lo que ha dicho o hecho.
3. Reconoce errores antes de señalar únicamente los de tu pareja.
4. Marca un objetivo claro en la discusión y no dejes que se desvíe.
5. Si estás muy enfadado, cansado o bebido, es mejor no discutir. Mejor dejarlo para mañana.
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