Las crisis ocasionadas dentro del matrimonio son parte de una etapa de aprendizaje para crecer y fortalecer los lazos de pareja. La convivencia es un estilo que se aprende entre ambas partes con el fin de alcanzar el equilibrio en el entorno donde se encuentren. Los conflictos se pueden presentar de varias maneras, al principio en medio de momentos inadvertidos y que con el tiempo, van creciendo, y a veces, llegando a escapar de las posibilidades por remediarlos. Aquí algunos casos para reconocer los tipos de crisis dentro del matrimonio.

Leves

Originados en la primera etapa del matrimonio. son producidos por el inicio de la convivencia. Las confrontaciones aparecen producto de las diferencias en las costumbres provenientes de casa. La readaptación es primordial para lograr un equilibiro armónico.

Medianos:

Manteniendo un cierto periodo de adaptabilidad al nuevo nucleo familiar, los problemas se pueden originar cada vez con mayor intensidad afectando la relación. Estos son originados por la monotonía y el despego de los parámetros establecidos dentro de la convivencia. Los celos se vuelven una causa común, además de la intervención de terceros en los problemas de pareja, además de querer poseer el manejo absoluto de intereses mutuos. La adecuada demarcación de los límites significa mantener el respeto por los derechos del otro y ponerse de acuerdo para que extraños no interfieran en la relación.

Graves:

Profundas crisis básicamente producto de la infidelidad. Al poner en evidencia el engaño, comienza el desequilibrio y las contrariedades en torno a la relación. Las posibilidades de salvarlas están presentes, pero se pone de manifiesto la causa del hecho afectando a la convivencia. En esta etapa las tensiones por diversos problemas se hacen presentes. Desde situaciones mínimas que parecen acrecentarse, a problemas que marcan verdaderamente la relación, tales como enfermedades o muerte. Ello conlleva a toda una transformación en el estilo de vida conyugal.