Cuando surgen diferencias o se atraviesa por una fuerte crisis es cuando mejor nos damos cuenta si nuestra relación va a prosperar y si estamos junto a una persona madura o inmadura para tomar decisiones y afrontar los problemas propios de un romance.

Muchas creen que madurez es solo cumplir ciertas normas como vivir juntos, adaptarse a las costumbres del compañero o saber llevar las finanzas del hogar, pero no es solo eso.

Según precisó el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo a El Clarín, si creemos que la madurez es haber encontrado la “media naranja” estaremos aceptando una falta que la otra mitad completa.

Él asegura que en una pareja “madura” cada uno se nutre de sí mismo y del otro. Cuando uno de los miembros, o los dos, posterga, anula o reprime sus deseos personales para cumplir con las demandas del otro, esta omisión tarde o temprano traerá sus consecuencias.

En el caso de los romances que se rigen por la inmadurez, las parejas llegan a depender del otro y a exigir que siempre esté, incluso bajo presión o amenaza.

En esta nota te presentamos algunos consejos para que sepas si estás afrontando una relación madura o no.

Las parejas maduras se identifican por:

  • Comunicación abierta y sincera.

  • Apertura y respeto hacia el mundo del otro.

  • La esencia de la pareja es la simetría, es decir, la paridad.

  • Acuerdo democrático para repartir actividades y la economía del vínculo.

  • No aceptar el control, reclamos, demandas y mucho menos situaciones de violencia.

  • Acordar o respetar los desacuerdos.

  • Romper con la rutina en general y la sexual.

  • Dejar espacios para la intimidad.

  • Asumir las responsabilidades sin hacer cargo al otro de las mismas.

  • Mantener y defender el sentido del humor.

Las parejas inmaduras se identifican por:

  • La comunicación se vuelve escasa, limitada a las situaciones de crisis.

  • Disociación entre el y los comportamientos. Se ama pero no se puede expresar en conductas de unión.

  • Se le pide al otro más de lo que está dispuesto a dar.

  • Las emociones superan cualquier intento de racionalidad o de control sobre las mismas.

  • Los celos, la necesidad de saber y de controlar, hacen daño a la confianza y mantiene al vínculo en estado de “alerta”.

  • Pretenden estar en pareja pero no asumen el más mínimo compromiso.

  • Los desacuerdos siempre provocan crisis.

  • Se dejan de lado amistades o proyectos personales porque el otro lo pide, o la parte cuestionada cede por temor a perderlo.

  • Uso del sexo para dirimir crisis que no se pueden solucionar de otra manera.

  • Se niegan los conflictos en pos de seguir estando juntos.