Un estudio realizado en Inglaterra reveló el proceso de esta práctica masculina, basada en una intervención quirúrgica que corta el prepucio, una piel que recubre el glande. Como resultado, el glande (punta del pene) quedará al descubierto. La investigación manifiesta que el proceso remueve cinco áreas más sensibles del órgano genital.

Muchas mujeres envuelven el tema en un mito sobre las ventajas o desventajas respecto a la satisfacción sexual. Algunas refieren que aquello puede ser de poca importancia mientras la higiene, el uso de preservativos o hasta el volumen no sea un problema, por el contrario, otras manifiestan que llega a percibirse como una imagen poco varonil. El desempeño llega a ser el mismo en el acto sexual, sin querer hallar maniobras de mejor disfrute.

Para otras, se puede tornar un tema confuso, pues diferentes investigaciones afirman que aquellos hombres carentes de prepucio tienen menores riesgos de contraer enfermedades como el sida o cáncer, además de mantener una mejor higiene y disfrutar plenamente del sexo. En pueblos como el judío, esta práctica desarrollada por creencias religiosas, rescata índices de enfermedades como el cáncer en menor proporción comparado a casos en Latinoamérica.