Ahora más o menos todo el mundo sabe que un perturbado llamado John Holmes empezó a disparar sobre los asistentes a ese cine de Aurora (Denver, Colorado)y llegó a matar a 12 personas y a herir a unas 50.

Pero pocos saben que en ese momento de caos y pánico hubo una muestra poco habitual de altruismo: el que vivieron las novias de estos chicos, al ver que estos se abalanzaban sobre ellas y les protegían de las balas con sus propios cuerpos. Ahora, las tres chicas recuerdan a sus novios, muertos, como héroes.

Jonathan Blunk era padre de dos hijos y estaba casado, pero llevaba ya tiempo separado su mujer, Chantel. Así que esa noche había ido al cine con otra chica, Jansen Young, de 21 años, a la que veía desde hacía un año. En cuanto Holmes empezó a disparar, unos 30 minutos después del inicio de la película, actuó por instinto: arrojar a su acompañante al suelo y esconderla debajo del asiento.

No fue el único. Alex Teves, que acababa de completar un curso de posgrado en Denver, también murió salvando la vida de su novia, Amanda Lindren. “La escudó. Se tiró al suelo con ella, la cubrió con su cuerpo”, ha contado su abuela, Rae Iacovelli. La pareja llevaba un año saliendo. “Iban muy en serio. Él era un buen chico, con muchos amigos. Allá donde fuera, la gente estaba cómoda a su alrededor. Era un chico divertido. Un chico feliz”.

Matt McQuinn era, de los tres, el que llevaba más tiempo con su novia, Samantha Yowler: se habían conocido cuando trabajaban en una tienda de Springfield (Ohio) y habían empezado a salir en 2009. Hacía poco que se habían mudado a Aurora, donde vivía Nick, el hermano de Samantha. Los tres fueron juntos al cine: Samantha se sentó en medio de los dos, y ambos se lanzaron a cubrirla cuando Holmes abrió fuego. “Matt recibió tres impactos: uno en el pecho, otro en la espalda y otro en la pierna”, relata Nick. “Ahora nuestra familia ha perdido a un miembro muy querido”.