1. Uñas quebradizas. Este es un problema muy común. Tus uñas se rompen o tienden a tener capas, que se salen con el pasar de los días. No puedes someterlas a mucha presión porque se quiebran y quedan poco parejas. No logras tenerlas largas porque apenas crecen, alguna de rompe y tienes que volver a empezar. Puede ser algo temporal debido a algún esmalte o removedor de este que sea muy fuerte, pero usualmente significa una falta de hierro. Si realmente es una falta de este nutriente, puede que también estés sufriendo dolores de cabeza o que tus extremidades estés muy frías. Debes consumir alimentos altos en hierro, o ir a ver a un doctor en busca de consejos.

2. Si tienes hendiduras en tus uñas. Quizás tus uñas tienen pequeñas irregularidades y no pensabas que era nada grave, pero puede ser un síntoma de psoriasis o alguna otra enfermedad. La otra opción es que sea una secuela en caso de que te las muerdas, si es así ¡deja ese mal hábito! Sino, puedes ir a ver a un dermatólogo para que te ayude a saber qué medidas tomar.

3. Se han tornado de color azulado. Sí, azul. Esto pasa, pero no por efecto de algún esmalte. El color es bastante pálido, por lo que no es identificable a primera vista. A algunos nos pasa cuando hace mucho frío, pero si es algo constante es que necesitas poner atención a tu sistema circulatorio. El color que se refleja no es de tus uñas en sí, sino de lo que está abajo, y es porque la sangre no está llegando de manera adecuada a tus dedos. ¡Ahora sí, ve al doctor! No es algo de vida o muerte, pero sí tienes que poner mucha atención.

4. Están totalmente pálidas. Esta puede ser una señal de anemia, al igual que lo anterior, es porque no está llegando suficiente oxígeno como debería ser. Nuevamente el hierro acá es tu mejor aliado, pero si no ves resultados, debes acudir a un profesional para buscar una solución y una mejor dieta.

5. ¿Tienes líneas blancas? Pueden ser muy pequeñas o casi imperceptibles, si son una o dos es totalmente normal. Pero si hay más es porque falta proteína en tu dieta. Ve probando, y siempre míralas, porque nuestro cuerpo nos habla de nuestras necesidades más de lo que podemos imaginar, en cosas que a veces no pasan por nuestra mente.

FUENTE: UPSOCL