Por lo general, sólo te duchas con agua fría cuando no tienes otra opción. Sin embargo, deberías de empezar a tener el hábito diario:

1. Las duchas con agua fría te dan un cabello y una piel atractiva.

Si lo que quieres es reducir la aparición de acné, las duchas con agua fría podrían ayudarte. El agua caliente seca tu piel, mientras que el agua fría refuerza tus cutículas y poros, impidiendo que se tapen. También puedes usar las duchas con agua fría para tener un cabello más brillante y más atractivo. El agua caliente cerrará tu cutícula, haciéndola menos susceptible a acumular polvo en el cuero cabelludo.

2. Las duchas con agua helada queman grasa.

Hay dos tipos de grasa en tu cuerpo: grasa blanca y grasa parda. La grasa blanca es el personaje malvado y la grasa parda es el héroe. La grasa blanca es la grasa corporal que todos conocemos y con la que luchamos para deshacernos de ella.

Cuando consumimos más calorías de las que cuerpo necesita para funcionar y no logramos quemar esas calorías y transformarlas en energía, se almacenan como grasa blanca, que se tiende a acumular en tu cintura, la parte baja de tu espalda, tu cuello y tus muslos. La grasa parda es el héroe de esta historia del cual probablemente nunca hayas escuchado, y su función es generar calor para mantener tu cuerpo tibio. Estas son las buenas noticias de todo esto: cuando la grasa parda se activa por frío extremo, comienza a quemar calorías para mantenerte tibio lo que puede servir como una ayuda dentro de tu plan de pérdida de peso.

3. Las duchas con agua fría aceleran la recuperación después de haber hecho ejercicio.

Los deportistas con frecuencia toman baños de hielo tras un entrenamiento fuerte para reducir el dolor muscular. Tú no tienes que hacer algo tan extremo, por supuesto, pero podrías obtener un resultado similar tomando una ducha fría después de tus sesiones de entrenamiento. Cuando se te caiga un lápiz al suelo o cuando subas las escaleras después de haber entrenado, lo agradecerás.

4. Las duchas con agua fría refuerzan la circulación y tu sistema inmunológico.

¿Te acuerdas cuando mencioné que las duchas con agua fría aceleran tu ritmo metabólico, el que te ayuda a quemar grasa? El aumento de este ritmo activa tu sistema inmunológico, el que lanza glóbulos blancos que luchan contra los virus que te ayudarán a enfermarte con menos frecuencia.

Las duchas con agua fría también aumentan tu circulación sanguínea en su totalidad, la que te puede ayudar a prevenir la hipertensión y el endurecimiento de las arterias.