Mientras cuando somos más jóvenes y todavía no tenemos muchas líneas de expresión es indiferente qué tipo de corrector usamos, conviene elegir uno de tipo líquido cuando alcanzamos la madurez.

Las texturas terrosas o en pasta pueden subrayar las arrugas además de tapar la imperfección. En cambio, las líquidas se extienden mucho mejor.

De igual manera, es mejor evitar las bases en polvo, que marcan las arrugas debido a la textura. Todo lo que requiera una aplicación con pincel le dará pesadez al rostro.

Por otro lado, no está de más comenzar a usar una base con tonos amarillentos para todo el rostro. Sea cual sea el color de nuestra piel, o la época de año, apostar por una base que tienda a los tonos amarillos conseguirá dar una sensación de calidez y, por ende, de juventud.

En cuanto al maquillaje en los ojos, el primer paso recomendable es rizarse las pestañas, ya que la edad las convierte en caídas y planas, lo que también sugiere que se use una máscara alargadora de pestañas.

En cuanto al lápiz de ojos, es hora de desprenderse del tradicional color negro que se ha usado siempre. Unos ojos muy marcados darán de nuevo una sensación de pesadez y es mucho más liviano usar un lápiz marrón solo en el párpado.

Por otro lado, si suelen rellenarse las zonas de las cejas con un lápiz, se aconseja usar colores claros y escoger un marrón suave antes que un tono negro, aunque si se tiene el cabello rubio pueden usarse los colores más oscuros porque, precisamente, colaborarán para marcar la estructura ósea citada. Brandon Páramo