Mostrar lo mejor de la pasarela, a través de los diseños más extravagantes y sofisticados, hace dejar de lado la imagen de las propias modelos.

Por más bellas que sean, las denominadas “topmodels” saben lo que es sufrir los estragos de caminar para irradiar el supuesto glamour ante los reflectores de ciudades cosmopolitas como Nueva York, Londres y Milán.

Algunas de estas modelos han realizado un arduo trabajo que sus pies, talones y tobillos no han podido soportar, según revela el Daily Mail.