Si a su llegada ya había causado críticas por su aspecto desarreglado, cuando la prensa se percató de que la cantante llevaba, los flashes comenzaron a brillar sobre este detalle.

Jennifer López acaparó todas las miradas con este vestido corto en bloques de colores, muy ceñido al cuerpo con mangas largas y con el asombroso adorno: una víbora hecha de cristales y pedrería fina.

Lo cierto es que la prenda era poco favorecedora y los detalles no tan elegantes como ella hubiera esperado. Se trata de un diseño de Lanvin, Primavera, 2012, que la diva combinó con unos zapatos de Giuseppe Zanotti.

Lo peor del caso, es que la actriz Emma Stone ya había usado el particular atuendo en otra ocasión.