Durante estos últimos días, la modelo rusa ha tenido una agenda de lo más ajetreada en la que se ha recorrido diferentes ciudades para cumplir con sus compromisos profesionales en le mundo de la moda.

Siempre con la mejor de sus sonrisas, después de disfrutar de “el mejor viaje” de su vida en Grecia, Irina Shayk puso rumo a la capital de Rumania para acudir a la presentación de la nueva tienda de su gran amigo Roberto Cavalli.

Después de tanto ajetreo, Irina necesitaba unos días de descanso y volvió a coger una avión, esta vez con destino a Madrid, donde estaba deseando reencontrarse con Cristiano Ronaldo, y el hijo del futbolista, que ya tiene dos años.

Acostumbrada a verla derrochando estilo y glamour, Irina se puso un estilismo mucho más informal para estar cómoda mientras veía el partido de su chico y cuidaba del pequeño Cristiano, del que estuvo muy pendiente todo el tiempo y no se separó de él ni un sólo instante.

La top parece haber congeniado a la perfección con el hijo del jugador blanco y se ha convertido en toda una supermamá para el niño.¨