La diseñadora peruana ha sabido combinar su carrera profesional con su rol de madre, para Fátima Arrieta sus hijos Ignacio y Cristobal son el centro de su vida y la razón por la cuál ella se supera día a día para ser un ejemplo para ellos.

Ser madre no es tarea fácil, para cualquier mujer la maternidad es toda una aventura interesante que nos hace crecer como personas y madurar de formas increíbles que no podemos imaginar. Fátima Arrieta, como cualquier mujer ha pasado por todas esas emociones y nos cuenta lo que para ella fue convertirse en madre.

Ignacio y Cristobal son los nombres de las dos personas más importantes en la vida de la diseñadora, con solo 6 años sus mellizos le han demostrado que el amor verdadero sí existe y que es el sentimiento más puro sobre la tierra.

“Para mí estar embarazada fue lo máximo, físicamente me sentí muy bien. A mí me costó mucho salir embarazada, por eso cuando el doctor me dijo que iban a ser mellizos para mí fue una alegría enorme,” nos dijo.

Sobre su rol como empresaria y madre, Fátima nos cuenta que ella trata de pasar todo el tiempo posible con sus dos hijos, pero sin dejar de lado su trabajo. “A vece cuando tengo que ir a la oficina y quiero pasar más tiempo con ellos, los llevo conmigo, mientras yo trabajo ellos pintan junto a mí. Saben que mamá tiene que hacer cosas y no me interrumpen, por el contrario me trata de ayudar y saben que deben portarse bien, a veces me sorprende lo maduros que son para su edad.”

“Yo aprendo de ellos a diario que un niño es feliz con cualquier cosa, ellos viven el día y el momento como viene. No son como los adultos que siempre nos proyectamos a futuro, esto es bueno, pero nos olvidamos de vivir y disfrutar el presente. Yo trato de contagiarme de esto y voy a tratar de que ellos no lo pierdan cuando pasen los años.”

Pero para ser una buena madre Fátima tuvo un gran ejemplo a seguir, la suya propio. Marita Jimenez de Arrieta es la mujer que se encargó de empujar a la diseñadora peruana a perseguir sus sueños, luchar por ellos y convertirlos en realidad.

“Mi mamá nunca me puso trabas para hacer lo que yo quería en mi vida. Cuando le dije que quería ser diseñadora de modas me dijo; ‘ok, vamos a ver qué es lo que podemos hacer para que lo logres’. Ella me enseñó a ser responsable, nunca me dejó faltar al colegio a no ser que realmente sea necesario. Siempre me ayudó en todo lo que podía para que yo logre lo que me proponía,” nos dice Fátima.