En una colección que responde al nombre de “Las luces de la ciudad”, no faltaron las siluetas urbanas, que caminaron bajo un techo recubierto de plataformas que simulaban una galáctica metrópolis de flores que iluminaban la pasarela.

imons se concentró en las piezas representativas del universo profesional de las urbes: las americanas, que descendieron largas, se tiñeron de colores y dibujaron un escote en “V” que fue retomado por otra prendas de la colección.

Los abrigos de lana, que compartieron con las chaquetas de traje la doble botonadura, alternaron mangas largas y a media altura, que se complementaron con unos largos guantes.

Un detalle que impulsó el director artístico de Dior fue el del bordado de flores a ambos lados de la apertura de un vestido, con el que estableció una continuidad, en medio de la hendidura, a la vez que pudo simular un broche, desabrochado.