De niños, la mayoría hemos tomado un vaso de a diario, aunque para algunos esto haya significado una ‘tortura’ pues a pesar que nos decían que tenía muchos beneficios, su sabor la podía hacer algo difícil de pasar.

Si estás en el grupo de los que aman disfrutar de ella ya sea caliente o recién salida de la refrigeradora, te contamos que no solo es una gran fuente de nutrientes sino que también contribuye con tus ganas de , ¿cómo así? Pues resulta que ayuda a controlar el hambre por ansiedad y aquí te lo explicamos.

Según el organismo de Dietistas de Canadá, la aporta a la pérdida de peso en el contexto de una dieta equilibrada, dado que los productos lácteos son ricos en proteínas, fomentando la reducción de las calorías consumidas por impulso.

Además, la FAO indica que la leche y los productos lácteos pueden ser importantes en la diversificación de la dieta. Son ricos en nutrientes y proporcionan proteínas de alta calidad y micronutrientes en una forma de fácil absorción que puede beneficiar tanto a las personas vulnerables nutricionalmente y personas saludables cuando se consumen en cantidades adecuadas.

Según explica Jossy Muñasqui de Nutricionista en Acción, la leche es considerada un alimento básico y equilibrado por su elevado contenido de nutrientes. Es fuente de energía, aporta proteínas de alto valor biológico e hidratos de carbono, fundamentalmente en forma de lactosa, además de grasas y minerales como calcio, magnesio, fósforo y zinc, así como vitamina D, A y del complejo B, especialmente la vitamina B12.

A esto se le añade que el consumo de una taza de leche al día es igual a la ingestación de 300 mg de calcio, que pueden ayudar al crecimiento de niños y adolescentes. También es buena para prevenir la osteoporosis y tener huesos saludables.