Un seguro para ser consumido es aquel que no está contaminado por bacterias, virus, parásitos y sustancias tóxicas que alteran sus características originarias.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) evitar la contaminación de nuestras comidas es posible. Sigue estos consejos y aplícalos a tu vida cotidiana para reducir el riesgo de contraer enfermedades de origen alimentario:

1. Cocinar bien los alimentos. La adecuada cocción garantiza la destrucción de los gérmenes.

2. Comer los alimentos inmediatamente después de cocinarlos. Es preferible evitar la proliferanción de microbios.

3. Guardar los alimentos cocinados. Si no van a ser consumidos de manera inmediata hay que colocarlos en la refrigeradora. Nunca dejarlos a temperatura ambiente.

4. Calentar los alimentos cocidos. La mejor manera de hacerlo es a fuego mínimo durante el tiempo necesario para que el interior quede muy caliente. En el caso de platillos que se comen fríos es conveniente consumirlos apenas se retiren del congelador.

5. Evitar el contacto entre verduras crudas y cocidas. Los vegetales cocidos pueden contaminarse por el contacto de alimentos crudos.

6. Limpieza. Asegúrate de una correcta higiene tanto en la persona encargada de manipular los alimentos como el lugar donde se cocina.