Son muchas las personas que se ven superadas por la ansiedad y la angustia que genera un calendario repleto de responsabilidades. Las obligaciones por el fin de año se mezclan con el cansancio laboral y las energías comienzan a mermar.

En diciembre se combina el clima festivo con los balances, un ejercicio que siempre requiere un esfuerzo extra y que para cualquier persona puede ser doloroso en cuanto evalúa si tomó o no las decisiones adecuadas.

Y ese estrés deja secuelas. No sólo impide a algunos disfrutar de sus vacaciones sino que las consultas médicas crecen por síntomas como tristeza, ira, tensión y trastornos del sueño, así como por dolores de espalda y de cabeza e hipertensión.

Incluso la Navidad, una fecha para el recogimiento, se ha convertido en un motivo de tensión. Así lo explica el director del Instituto del estrés, Jens Bücher. “Sin lugar a duda a fin de año aumenta el estrés y el asociado a la navidad es muy alto, y tiene que tiene que ver con el gasto y las ofertas propias de esta fecha”.

La solución que propone es reflexionar. En ningún caso recurrir a fármacos. “Lo único que hacen es aplacar los síntomas. Lo importante es ver si las prioridades vitales realmente corresponden a lo que uno anhela en la vida”, dice.

El arreglo para el estrés es una revisión de prioridades vitales. Si copio que todas las navidades tengo que correr y no visualizo el porqué, todos los fines de año voy a ser una persona estresada”, explica.

Fuente: Infobae.com