Los investigadores de la Universidad de Londres encontraron que los niños cuyos padres son delgados tienen tres veces más probabilidades de ser delgados que aquéllos cuyos padres son obesos.

El estudio llevó a cabo durante cinco años un registro de la altura y peso corporal de los padres y de hasta dos de sus hijos de 7 mil familias británicas.

El análisis del índice de masa corporal (IMC) mostró que cuando el peso de ambos padres estaba dentro de la mitad más baja del rango ideal de IMC, había un 16,2% de posibilidades de que sus hijos fueran delgados. Cuando el IMC de los padres estaba en la mitad superior del IMC ideal, esa cifra disminuía a 7,8%.

Los niños del primer grupo, dice la investigación, tenían un IMC de 18,5 o menos (lo que se considera como delgado). Un peso corporal sano es el de un IMC de entre 18,5 y 24,9. Mientras que un IMC de 15 a 29,9 es considerado sobrepeso y más de 30 es obesidad.

Posible herencia

La investigación mostró que cuando ambos padres tenían sobrepeso la probabilidad de hijos delgados era de sólo 5,3% y de sólo 2,5% cuando los padres eran obesos. Asimismo, hallazgos previos han demostrado que la obesidad suele ocurrir en familias, en parte debido a la transmisión de padre a hijo de varios genes que incrementan el riesgo de gordura.