1. Te transportas de la misma manera: Si usas el ascensor cuando vas a subir 2 pisos, es mejor que ahora camines y subas por las escaleras. Aunque esto parezca insignificante, es algo que influye en tu metabolismo.

Estos pequeños cambios pueden hacer toda la diferencia. Las calorías que vas a quemar al usar las escaleras, son las mismas que te comiste en el dulce que te ofrecieron, la galleta mientras cocinabas, etc.

2. Sigues tomando tu coca cola de dieta. Si no tiene calorías, no engorda, ¿cierto? Ésta es la línea con que nos venden los refrescos de dieta. Estudios recientes encontraron que el consumir coca cola de dieta regularmente está asociado con un mayor riesgo de padecer síndrome metabólico y diabetes de tipo 2.

También están haciendo estudios sobre si es un factor en el aumento de peso. Lo que sí está comprobado es que entre más bebidas de dietas bebas, más tiempo seguirás atrapada en el ciclo del azúcar, haciéndote seguir deseándola.

3. Comes frente de la TV o la computadora. Esto no es nuevo, pero tenemos que repetirlo. Comer frente de la televisión o de la computadora, sí engorda. Según un estudio del Journal of Clinical Nutrition, si una persona come de esta manera aumenta la cantidad de alimento que ingiere en ese momento, y en el resto del día.

4. Te olvidas de la dieta los fines de semana. Si estás haciendo dieta de lunes a viernes en la tarde, y luego cenas en exceso, no lograrás perder peso. Una dieta debe ser un plan de alimentación balanceado.

5. Duermes menos de 5 horas. Descansar es uno de los grandes placeres de la vida. Dormir menos de 5 horas altera las hormonas digestivas responsable de controlar el hambre y el sentimiento de saciedad. La relación es obvia.

Los adultos deben dormir 7 horas diarias, pero si estás a dieta trata de que sean 8 para que organismo esté tan descansado que en lo único en lo que se concentre sea perder peso.

Recuerda que tu fuerza de voluntad hará que logres mantenerte en forma y saludable.