El éxito y la durabilidad de un matrimonio no están garantizados, quizá por ello cada vez se registran menos enlaces, mientras que ha crecido el número de divorcios; no se diga en el caso de formar una familia, lo cual por ahora parece hasta una idea anticuada.

Algunos especialistas, terapeutas y sociólogos lo atribuyen al actual estilo de vida, en el que cada individuo está más ocupado y aplicado en cumplir con metas profesionales y otras relacionadas con el poder adquisitivo.

En este sentido, investigadores han encontrado cinco características comunes en los matrimonios felices y duraderos, con o sin hijos, de acuerdo con la publicación del National Marriage Project:

1. Compromiso. No sólo mostrar lealtad hacia la pareja, sino también con la relación y todo lo que en ella sucede y acuerdan.

2. Base económica sólida. Tener finanzas sanas evitará las presiones antes los gastos generados, además de los conflictos por su administración.

3. Tiempo de calidad en la relación. Procurar pasar momentos significativos con la pareja y no estar sólo por estar.

4. Apoyo de amigos y familiares. Es importante la convivencia con el entorno ante la necesidad de sentirse aprobados, aceptados y recibir palabras de ánimo.

5. Satisfacción sexual. No permitir que la rutina y monotonía interfieran en su vida sexual. Además, procurar tanto el placer de uno como del otro.

Otros factores a considerar son que la fe religiosa sea similar; la cooperación en la pareja para realizar tareas domésticas, la generosidad en ambos (detalles que los hacen felices o buenos modales), y una buena actitud hacía los hijos, en caso de tenerlos.