Cuando hacemos crujir nuestras articulaciones, liberamos gas, el cual forma burbujas que explotan al momento que hacemos crujir las articulaciones.

Asimismo, para hacer crujir la misma articulación, debemos esperar aproximadamente 20 minutos, para que el gas regrese al fluido. Cabe destacar que el sonido es totalmente diferente al que sale cuando nos levantamos rápidamente.

Según el investigador Donald L. Unger, luego de hacer crujir una de sus manos continuamente, comprobó que la artritis no es necesariamente producida por esta práctica. Su conclusión, es validada por diversas fuentes médicas.

Sin embargo, existe un estudio que afirma que hacer crujir nuestras articulaciones por periodos extensos, causa inflamación y los debilita.