Un niño de once años se convirtió en una nueva víctima del bullying. El menor se ahorcó con una correa en su casa deprimido y harto de ser el punto de las agresiones de sus compañeros del colegio, en Ate Vitarte.

Cuando sus padres lo encontraron lo llevaron inmediatamente al hospital, pero él ya había fallecido. Según indicaron los vecinos, el niño era “aplicado y alegre”.

Por lo que nadie se dio cuenta que realmente vivía atemorizado por la violencia de sus compañeros del sexto grado de Primaria del colegio John F. Kennedy, institución que nunca habría tomado medidas drásticas para poner alto al bullying.