El 18 de julio de 1992, nueve estudiantes y un profesor de la universidad Enrique Guzmán y Valle, en La Cantuta, fueron secuestrados por el grupo Colina. Luego de aquel día, sus cuerpos no volvieron a aparecer. Sin embargo, un personaje dio la cara y reveló cuál sería el lugar en donde estarían enterrados los restos.

“El lugar es La Tiza. En ese lugar se realizaban todas las operaciones criminales clandestinas por parte de estas bandas organizadas por Montesinos”, manifestó a Punto Final un informante, cuya identidad no fue revelada para evitar posibles represalias en contra de él.

Aseveró que se trata de un punto de referencia inamovible: “Una torre eléctrica”.

El sujeto contó que había tenido la oportunidad de instruir a los integrantes del grupo Colina. “En esa época, los instructores jamás supimos que eran parte de una banda de asesinos”, sostuvo.

El lugar señalado por este personaje tenía los rastros de lo que había sido una zanja, en donde se habrían realizado ejercicios castrenses.

“La Fiscalía tendrá que intervenir la zona antes de que pudiera desaparecer el posible hallazgo”, manifestó Gloria Cano, abogada de la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH).