Las zonas más afectadas fueron las provincias de Pisco, Ica, Chincha, Cañete, Yauyos, Huaytará y Castrovirreyna. El total de viviendas afectadas sobrepasó las 75 mil y más de 400 mil personas lo perdieron todo.

El movimiento sísmico duró unos 3 minutos con 30 segundos y tuvo una intensidad de 7,0 grados magnitud momento. Las primeras imágenes de la televisión local mostraron a gente despavorida en Miraflores, San Isidro, Jesús María y La Molina.

Incluso el entonces presidente Alan García dio un mensaje a la Nación llamando a la calma y asegurando “que las pérdidas humanas no son para nada alarmantes”. El amanecer del 16 de agosto la realidad fue otra: caos, destrucción y muerte.

Tras el terremoto, los teléfonos fijos y celulares dejaron de funcionar. El tsunami alcanzó una altura de 1 metro en La Punta, 37 centímetros en Ilo y 35 centímetros en Arica. Los daños en el muelle de Pisco fueron cuantiosos.