Un cóndor fue liberado en los Andes de Perú más de un año después de ser recuperado a cazadores furtivos que pretendían llevárselo de la Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas, informó el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado () de Perú en un comunicado.

El ave, una cría de unos 2 años, fue reintegrado este viernes a su hábitat natural en la sierra de Lima, en un sector de cañones que se encuentra cerca a la comunidad campesina de Carania, a una altitud de más de 3.800 metros sobre el nivel del mar.

El cóndor, bautizado como “Guerrero”, fue encontrado en diciembre del 2016 deshidratado, sin apetito y sin poder volar, por un poblador de la zona a orillas del río Alis en la localidad del mismo nombre y llevado al puesto de control de la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas, administrada por el Sernanp.

Posteriormente, fue traslado al criadero “El Huayco”, en Lima. Allí, el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre () construyó un recinto especial para la recuperación y manejo de aves de gran envergadura.

De esta manera, el ave pudo ejercitar el vuelo junto a un espécimen macho adulto de su misma especie, a fin de adquirir destrezas y patrones de conducta necesarios para la supervivencia en libertad.

En ese lugar, el cóndor se recuperó durante un año hasta contar de nuevo con las condiciones necesarias para ser reintegrado en la vida silvestre, como poder alimentarse solo, respetar la jerarquía, volar sin dificultad y controlar el aterrizaje, y sobre todo rehuir a la presencia humana.

El jefe del Sernanp, Pedro Gamboa, informó que impulsará la promoción de Carania como un destino para el avistamiento del cóndor andino cerca de Lima, ya que en los alrededores de esta comunidad campesina se pueden contemplar hasta 15 ejemplares cada día.

El cóndor andino, cuya población en Perú se estima entre 600 y 2.500 ejemplares, puede llegar a pesar 13 kilos y también se encuentra en Chile, Argentina, Bolivia, Ecuador y Colombia, donde están amenazados por la caza furtiva, el envenenamiento y la pérdida en la calidad de su hábitat.

Fuente: EFE/Serfor