Dos meses antes del asesinato, Myriam Fefer escribió una carta dirigida a dos de sus mejores amigas, a quienes les detalla su estado de salud, sus ánimos y su excesiva preocupación por dejarle a sus hijos seguridad económica.

“Mi dolor es demasiado grande, me siento muy sola. No recibo ni un abrazo de Ariel, que a pesar de ser un gran chico, maravilloso hijo, no es cariñoso como Eva, que es lo máximo y la extraño como mierda”, dice la carta presentada por Panamericana Televisión.

La empresaria habría escrito esas líneas a mediados del 2006. En ese momento, Eva Bracamonte se encontraba en Israel, mientras que Ariel se preparaba para terminar sus estudios escolares en Lima.

“Quiero que me prometan que cuando me muera, si me muero antes que ustedes, no les digan nada (a Ariel y a Eva) hasta que llegue la hora. Ellos han sufrido mucho a mi lado. No quiero que corten sus vidas por mis achaques de enfermedades ni por nada en el mundo. (…) No es una súplica, es una orden. (…) No quiero que se enteren”, escribió la empresaria asesinada.

Temerosa de que una enfermedad ataque su cuerpo, comenzó a resolver sus problemas económicos, siempre pensando en el bienestar de sus hijos.

“Si me pasa algo a mí, por favor, les suplico que vean por mis bebés, que siempre necesitarán un consejo”, agrega la carta.