Decenas de familias de los centros poblados y caseríos de Echarate, en la provincia de La Convención (Cusco), huyeron de la zona de combate entre la Policía y los narcoterroristas que mantienen cautivos a 36 trabajadores ligados con el proyecto Camisea.

Los humildes pobladores han abandonado sus viviendas y chacras y se han mudado a zonas que creen son más seguras, informó diario El Comercio.

Una de ellas es doña Irma Quispe Rivera, quien huye hasta con su perro. Viaja 40 minutos desde Selva Alegre, en el distrito cusqueño de Echarate, en un auto colectivo atiborrado de objetos. Su parada será Kiteni, pues en este lugar, dice, se sentirán más seguros ella y sus tres menores hijos.

“Tenemos miedo de estar allá. Mis otros dos hijitos están en Quillabamba. Hemos abandonado mi pueblo porque la gente decía que por allí estaban caminando los terroristas”, contó Quispe Rivera.