“Quiero decirles que el Papa se siente charapa…”, es la frase que más se celebra y recuerda del inolvidable paso del papa Juan Pablo II por Perú, en una época turbulenta en que la esperanza parecía empezar a abandonar el alma de los peruanos.

Juan Pablo II llegó a Perú, la primera vez, el 1 de febrero de 1985. Ni bien bajó las escalinatas del avión besó tierra peruana, la tierra de los grandiosos incas, que lo recibió con los brazos abiertos, como un hijo desesperado a un padre salvador.

En medio de una devoción jamás conocida en Perú, Karol Wojtyla visitó Lima, Arequipa, Piura e Iquitos. Sus encuentros con las multitudes fueron más que espectaculares. El culto al amor, la solidaridad y, fundamentalmente, la paz resurgieron en un país que empezaba a bordear la bancarrota moral.

Uno de los lugares que más recuerdo con amor a Juan Pablo II es Villa El Salvador, distrito al que llegó por aquel entonces el papa cuando aún era un arena. Ahora esa zona se ha convertido en el Parque Industrial.